Las aventuras de Priscilla, Reina del Desierto es todo un canto a la vida imprescindible para gays, maricones, locazas y hetero que se precie. Un éxito sin precedentes en el país de las antípodas, que además traspasó fronteras y llegó a Cannes y a Hollywood. ¿Su secreto? Utiliza viejas fórmulas (road movie) y las reinventa (queer movie), dando lugar a un cócktel explosivo, lleno de música, vitalidad y emoción.
La estructura de Priscilla, es la de toda película de carretera, un viaje iniciático en el que sus protagonistas viven una gran aventura, que les cambia la vida de algún modo.
Mitzi (Hugo Heaving), locaza irreverente, se acaba aceptando a sí mismo a los ojos de su hijo, un prejuicio autoimpuesto que no le deja volar, pero que al quitárselo le abre las puertas de la felicidad. Bernardette (Terence Stamp), travola vieja, acepta sus años y vive una segunda juventud, sin dejarse arrastrar por el peso de la vejez o de la muerte de los seres queridos. Y Felicia (Guy Pearce), la equilibrada, descubre que la humanidad y la humildad son virtudes que no han de ser ajenas a nadie, sea uno como sea.
Con un material tan emotivo, Priscilla no es melodrama, gracias a un espectacular toque cómico que le da el hecho de que Mitzi, Bernardette y Felicia, son tres travestis “ fabulosas” en medio del desierto. Pero además, refleja la amistad más allá de cualquier cosa rodeada de situaciones y diálogos tan divertidos como geniales. ¡Esa chinita lanzadora de pelotas de pin pon con el coño en un bar del desierto es genial de la muerte!
Y si ver Priscilla es una excelente aventura, es en gran medida por los tres magníficos actores que interpretan a los protagonistas, que juegan con los matices de sus papeles en el registro cómico, pero que los defienden desde la humanidad como si de un Shakespeare se tratara.
Una historia original y espectacular, cómica en todo momento, pero sobretodo con un canto por la vida latiendo en el interior. ¡Imprescindible para cualquiera!
La estructura de Priscilla, es la de toda película de carretera, un viaje iniciático en el que sus protagonistas viven una gran aventura, que les cambia la vida de algún modo.
Mitzi (Hugo Heaving), locaza irreverente, se acaba aceptando a sí mismo a los ojos de su hijo, un prejuicio autoimpuesto que no le deja volar, pero que al quitárselo le abre las puertas de la felicidad. Bernardette (Terence Stamp), travola vieja, acepta sus años y vive una segunda juventud, sin dejarse arrastrar por el peso de la vejez o de la muerte de los seres queridos. Y Felicia (Guy Pearce), la equilibrada, descubre que la humanidad y la humildad son virtudes que no han de ser ajenas a nadie, sea uno como sea.
Con un material tan emotivo, Priscilla no es melodrama, gracias a un espectacular toque cómico que le da el hecho de que Mitzi, Bernardette y Felicia, son tres travestis “ fabulosas” en medio del desierto. Pero además, refleja la amistad más allá de cualquier cosa rodeada de situaciones y diálogos tan divertidos como geniales. ¡Esa chinita lanzadora de pelotas de pin pon con el coño en un bar del desierto es genial de la muerte!
Y si ver Priscilla es una excelente aventura, es en gran medida por los tres magníficos actores que interpretan a los protagonistas, que juegan con los matices de sus papeles en el registro cómico, pero que los defienden desde la humanidad como si de un Shakespeare se tratara.
Una historia original y espectacular, cómica en todo momento, pero sobretodo con un canto por la vida latiendo en el interior. ¡Imprescindible para cualquiera!
Nota: 9 sobre 10