Reducir lo que Victor Hugo escribió en Los Miserables para hacer un musical de éxito es algo que a cualquier interesado en las mezclas entre disciplinas artísticas le puede parecer un suicidio, y en este caso creo que se hace evidente.
Pero llevar eso a la pantalla resulta particularmente indigesto: los personajes son una simple caricatura, sus motivaciones se remarcan con tinta roja, su psicología se fue literalmente a la cloaca... y, todo ello, sin hablar de la indecencia que signifca poner hoy como triunfadores de una revuelta social a un apretado conjunto de fantasmas: a unos pobres muertos. Sus criminales primeros planos, el escaso partido que saca a algunas de sus propuestas de peso (Russell Crowe, la patética Helena Bonham Carter) y una lamentable puesta en escena teatrera convierten al film en truño menos que deplorable con un presupuesto descomunal, pero claro, ya se encargará la maquinaria propagandística de hacer creer a mucho que es un gran musical emotivo y espectacular... De las nominaciones al Oscar, lo mismo algo rasca con el vestuario (de un español, por cierto), pero cualquier otro seríe terriblemente injusto, pero claro, de eso también se sabe y mucho en los Oscar...
Nota: 5 sobre 10
No hay comentarios:
Publicar un comentario