Otra ensalada romántica al gusto populista ñoño. Todos los tics típicos de otra historia de amor y transtorno mental de éxito garantizado donde muchos apenas verán más allá de su aire risueño y sentimentalista. El lado bueno de las cosas es una tragicomedia de ritmo irresistiblemente pegajoso, gags eficaces y buenos duelos verbales, bajo su gesto ñoño e integrador. Y, afortunadamente, aporta además de un tono ligero y abierto, un optimismo maníaco cercano a la enajenación ya no tan divertidas.
En definitiva, otra historia intrascendente pero agradable de ver para fans de la ñoñería yanki y poco más, así que enamorados recientes a comprar palomitas y acomodarse en las butacas y el resto abstenerse y esperar a que la den en la tele un sábado por la tarde de invierno en el que no tengais otra cosa que hacer...
Nota: 6 sobre 10
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