jueves, 10 de enero de 2013

La vida de Pi (2012)

En vez de en un cine, hay momentos que parece que te encuntras en una iglesia, una mezquita, un templo hindú, un centro de autoayuda holística, nueva era o a saber qué otra zarandaja balsámica y almohadilladora de nuestra pobre existencia, porque vamos, que manera de soltar mensajitos flowerpower envueltos en excepcionales efectos especiales y visuales a gogó...
Vamos, un zumo de fresitas dulzonas con presupuesto... Ang Lee, un grande desde luego, vuelve a lograr lo que parece ya más que confrmado que resulta su gran especialidad: extraer el máximo partido sensitivo y visual a una materia prima que, de otro modo, muchos no hubiéramos tragado ni atados. Salpicada de instantes que ensanchan retinas y descuelgan mandíbulas, hito de la imagen como conexión de maravillas e imaginación, estamos ante una obra que pretende invitarnos a creer explotando nuestros sentidos de la vista y el oido.
Sin duda le caerán premios Oscar este año, otra cosa es la disposición lavamentes del conjunto que no me acaba de convencer...
Nota: 7 sobre 10

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