La película del verano si quieres pasar un rato divertido y despatarrarte salpicando palomitas a tu alrededor. Humor comprometido con el derribo de lo políticamente correcto, la incomodidad como chiste y una enorme acumulación de referentes culturales que reivindicar, totemizar, parodiar o, directamente, destruir. Todo junto en este desmadre con el osito que todos querriamos tener a nuestro aldo, a veces...
Aparte de que Marc Wahlberg sigue estando para comerselo (y más para todos los que pudimos ver sus fotos desnudo de jovencito cuando era el rapero Marky marc), y de que no es un mal actor para este tipo de películas ni mucho menos, es imprescindible disfrutar del osito de peluche... El resultado final es una película tan cafre en la superficie como delicada en su mensaje de fondo, que disfruta al herir sensibilidades como preocupada en apostar por una madurez felizmente inmadura. Cierto que salen babosos de manual y un casi improvisado villano que son perfectamente prescindibles, pero son pecata minuta cuando la película se rinde a una desmadrada fiesta llena de momentos divertidos.
Nota: 8 sobre 10
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