La atropellada, casi inexistente progresión dramática del enemigo de Spiderman es sólo uno de los apuntes que se podrían enumerar en una lista de pequeños fracasos cuya suma resulta en un blockbuster demasiado insatisfactorio, incluso para el marvelita más dispuesto a perdonar baches en el camino.
Una poco afortunada elección para orquestar este reinicio. El director demuestra —de nuevo— que es capaz de mirar con lupa y sensibilidad a los pequeños momentos que fundan el enamoramiento, la relación sentimental que se forja en un dubitativo diálogo entre Peter Parker y Gwen Stacy —acertados, sólidos los actores— en los pasillos del instituto, o en los lazos familiares que unen al primero a un aprendizaje moral de la mano de sus tíos Ben y May —no menos convincentes—. Sin embargo, el atino emocional en momentos puntuales no hacen una gran construcción psicológica y dramática ni del héroe ni de la galería que le rodea, y “The amazing Spider-Man” acaba muriendo, precisamente, en aquello de lo que más querría presumir: sus personajes y las relaciones que establecen acaban quebrados, anulados en una película que a fuerza de buscar el equilibrio entre los pilares del universo Spiderman acaba por evidenciar su falta de rumbo. Vamos que no solo es mala de solemnidad, se hace larga y acaba con la historia original de la primera película de la serie... ¡un horror!
Nota: 4 sobre 10
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