Otra basura subvencionada...
Basada en la barbaridad lo que le pasó a Èric Bertran cuando apenas tenía 14 años, que se le presentarán 30 guardias civiles en su casa, por la noche, porque había escrito un correo pidiendo a una cadena de supermercados que etiquetaran sus productos en catalán en el 2004 en plena obsesión por el terrorismo. La administración pública y sus errores, como subvencionar mojones infumables como este... Fenix 11/23 es una película política, que quiere denunciar una realidad vista desde un punto de vista único. En su caso, los abusos de poder y la miopía de un sistema asustado visto desde un punto de vista militante y tendencioso. Por todo eso es más que discutible el resultado, ya que, para crear su épica, desnaturaliza y retuerce a su interés los hechos reales. No digo que los falsee -que también, introduciendo personajes inexistentes y situaciones inventadas- sino que los enfatiza para satisfacer al espectador adoctrinado bajo el yugo de determinadas ideologías. Es revelador ver, al final del filme, al propio Eric, cuando tenía 14 años, contar su historia en la tele: el chaval se ríe y hace que todos nos riamos con él. El filme del subvencionadísimo Joel Joan (¿ha "trabajado" alguna vez fuera del mundo de las subvenciones y el dinero público? lo dudo y mucho...) y su amiguito Lara se decanta en cualquier ocasión por el tono solemne, sin asomo de humor, digno del aparato de propaganda de partido. Olvidando también lo que de grotesco tiene la situación... pero claro, eso les da igual, solo quieren hacer su panfleto político cinematográfico (con perdón para el cine).
Mucho mejor resulta el trabajo con los intérpretes, un resucitado Àlex Casanovas, como padre del chaval, y sobre todo del chaval mismo, Nil Cardoner que, como Èric, dota a su personaje de desfachatez y convicción. Es memorable su encuentro con la fiscal. Pero la historia se escurre y pierde por los descosidos de una película de escenas encadenadas, sin ritmo ni homogeneidad, digna de la mediocridad creadora de quien lo único que puede aportar a la creación es dinero público... y que por supuesto veremos en la pequeña pantalla... TV3 por supuesto...
Nota: 2 sobre 10Mucho mejor resulta el trabajo con los intérpretes, un resucitado Àlex Casanovas, como padre del chaval, y sobre todo del chaval mismo, Nil Cardoner que, como Èric, dota a su personaje de desfachatez y convicción. Es memorable su encuentro con la fiscal. Pero la historia se escurre y pierde por los descosidos de una película de escenas encadenadas, sin ritmo ni homogeneidad, digna de la mediocridad creadora de quien lo único que puede aportar a la creación es dinero público... y que por supuesto veremos en la pequeña pantalla... TV3 por supuesto...
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