jueves, 20 de diciembre de 2012

El Hobbit: Un viaje inesperado (2012)

Esta primera entrega ofrece la respuesta más elemental a lo que parecía un complejo problema de cantidades: ¿cómo convertir un libro de algo menos de 300 páginas en un una trilogía de cerca de nueve horas? Y la respuesta es… aderezando el producto, hinchando la magia de Tolkin como si fuera un cuerpo adolescente en un gimnasio de esos que venden bidones vitamínicos a la entrada. Peter Jackson siempre ha apostado por los excesos, pero, hasta el momento, nunca habían faltado el ingenio y las formas. Aquí sí, El Hobbit es sólo levadura, una acumulación histérica sobre un referente literario que, de otra forma, habría inspirado una película preciosa donde la poesía no estuviera anulada. Jackson no hace nada que no haya hecho antes, pero lo que en la Trilogía de los Anillos uno disculpó por la monumentalidad del empeño (los fastidiosos planos aéreos, las imágenes ralentizadas) aquí es solo pura pereza, alargada artificialmente, con rollo kitsch élfico a lo cutre con intenciones new age que se quedan en eso, pretensiones... lástima de intento porque el libro daba para muchísimo más y se ha preferido el engrose y la grasa a la calidad y la esencia.
Nota: 7 sobre 10

lunes, 10 de diciembre de 2012

Sinister (2012)


En esta película Ethan Hawke es un novelista de éxito que por casualidad encuentra unos fragmentos de película de cine en la casa a la que se acaba de trasladar con su familia. Tras analizarla, cree que con ella podría desvelar cómo y por qué murió una familia años atrás en aquel mismo lugar. Poco a poco irá descubriendo pistas horribles de lo que pudo haber causado la tragedia, poniendo al mismo tiempo a toda su familia en peligro, al relacionarse con un antiguo demonio, que va apareciendo en las películas que ha encontrado y que va dejandose ver a su familia, especialmente a los niños, que son más susceptibles de ponerse en contacto con él por lo visto...
Otra película de miedo y sustos en la que lo peor es el abuso de la oscuridad, demasiado oscura demasiado tiempo. Por lo demás, la historia está bien, la que ha ce de mujer de Hawk es la típica rubia sosa-jarrón y de los niños, la niña es la que con su cara de pez mortecino da más el pego para el papel de víctima del demonio de turno.
Se deja ver, en la oscurida y en compañía, para el grito y susto fácil para los amantes del género.
Nota: 6 sobre 10

lunes, 3 de diciembre de 2012

Fenix 11*23 (2012)

Otra basura subvencionada...
Basada en la barbaridad lo que le pasó a Èric Bertran cuando apenas tenía 14 años, que se le presentarán 30 guardias civiles en su casa, por la noche, porque había escrito un correo pidiendo a una cadena de supermercados que etiquetaran sus productos en catalán en el 2004 en plena obsesión por el terrorismo. La administración pública y sus errores, como subvencionar mojones infumables como este... Fenix 11/23 es una película política, que quiere denunciar una realidad vista desde un punto de vista único. En su caso, los abusos de poder y la miopía de un sistema asustado visto desde un punto de vista militante y tendencioso. Por todo eso es más que discutible el resultado, ya que, para crear su épica, desnaturaliza y retuerce a su interés los hechos reales. No digo que los falsee -que también, introduciendo personajes inexistentes y situaciones inventadas- sino que los enfatiza para satisfacer al espectador adoctrinado bajo el yugo de determinadas ideologías. Es revelador ver, al final del filme, al propio Eric, cuando tenía 14 años, contar su historia en la tele: el chaval se ríe y hace que todos nos riamos con él. El filme del subvencionadísimo Joel Joan (¿ha "trabajado" alguna vez fuera del mundo de las subvenciones y el dinero público? lo dudo y mucho...) y su amiguito Lara se decanta en cualquier ocasión por el tono solemne, sin asomo de humor, digno del aparato de propaganda de partido. Olvidando también lo que de grotesco tiene la situación... pero claro, eso les da igual, solo quieren hacer su panfleto político cinematográfico (con perdón para el cine).
Mucho mejor resulta el trabajo con los intérpretes, un resucitado Àlex Casanovas, como padre del chaval, y sobre todo del chaval mismo, Nil Cardoner que, como Èric, dota a su personaje de desfachatez y convicción. Es memorable su encuentro con la fiscal. Pero la historia se escurre y pierde por los descosidos de una película de escenas encadenadas, sin ritmo ni homogeneidad, digna de la mediocridad creadora de quien lo único que puede aportar a la creación es dinero público... y que por supuesto veremos en la pequeña pantalla... TV3 por supuesto... 
Nota: 2 sobre 10