Partiendo de que puede aparentar cierta similitud con Sentido y sensibilidad u Orgullo y Prejuicio, tengo que decir que este título aunque nos acerca de nuevo a la época victoriana o adyacentes, contiene un argumento muy diferente, alejado de dramatismos románticos y suntuosos bailes de salón.
Estamos sin embargo ante una comedia inglesa, dirigida por una realizadora americana... cuya historia versa sobre la invención allá por el siglo XIX de un aparato capaz de aplacar y consolar los sofocos carnales femeninos... y a buen entendedor, pocas palabras bastan ¡vamos que de consoladores anda la peli!. Pero lo más curioso del tema, es que los guionistas, no empezaron a rebuscar que dos ingredientes inicialmente sin nada que ver podría resultar chocante para el espectador y así proponer una trama por lo menos original. No pensaron, vamos a juntar los instintos primarios y flema británica a ver que sale de ahí. Lo curioso es que el film está basado en hechos reales, y es que el sexo ha sido y será una de las eternas preocupaciones del ser humano, de que parece que a veces la mujer no está destinada a disfrutar, porque por supuesto en la peli no se da la menor opción a que un hombre pueda disfrutar de semejante insturmento...
Maggie Gyllenhaal, Felicity Jones, Rupert Everett (¿sería el catador de instrumentos de la película?), Jonathan Pryce y Hugh Dancy forman parte de un reparto sin grandes estrellas pero sumamente interesante, insuflando ánimo suficiente para el público dubitativo.
Fresca, ligera y divertida. Sin ser uno de los grandes títulos del año, si que puede prometer un rato entretenido e ideal para sofocar el calor veraniego.
Nota: 6 sobre 10
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